AMENAZADA FORT WARWICK: NORMAS Y PROMESAS IGNORADAS

AMENAZADA FORT WARWICK: NORMAS Y PROMESAS IGNORADAS
por Harold Bush-Howard
Providencia y Santa Catalina no necesitan atractivos turísticos porque toda su geografía marina y terrestre ya lo son; y de los mejores del mundo. Son de los pocos lugares donde aún es posible ver y disfrutar el verdadero Caribe al natural. Pero las autoridades locales tienen ideas distintas de lo que desean los turistas y de lo que necesita y conviene a las islas y su gente.
Un turista que visita regularmente no esconde su descontento al rechazar el proyecto de la Alcaldía con dineros del presupuesto nacional de convertir Fort Warwick es un parque de atracciones turísticas: ‘a quién se le ocurre pensar en un parque turístico si Providencia es una isla turística paradisíaca, totalmente natural, con su mar, los paisajes , su gente, y su gastronomía… se enamoran de ella por su naturalidad’.

Todas las encuestas llevadas a cabo apuntan a un rechazo total del proyecto por parte de los turistas y de los providencianos, quienes desean una restauración sensible pero no la propuesta oficial porque les preocupa que cambiaría la apariencia del Fuerte.
¿Para qué se hace entonces? La visión oficial parece ser construir por construir e interferir con la belleza natural, y de no solucionar primero problemas urgentes y básicos como agua y salud, o arreglar el puente que une a las dos islas, ignorando las necesidades de locales y turistas (que también necesitan agua y salud). Sin embargo, ello podría ser contraproducente al hacer que el turismo ecológico pierda interés en las islas por las deficiencias y por el daño al paisaje y al medio ambiente.
Ademas de no ser necesario, el proyecto de Fort Warwick esconde serias anomalías y proyecta más daños que beneficios. Generaría un alto impacto negativo en la población, encara una amenaza ambiental, afecta el patrimonio histórico y cultural del archipiélago e ignora derechos étnicos de la consulta y consentimiento previo y la prohibición de desplazar a miembros de una comunidad étnica afrodescendiente de su espacio ancestral sin su consentimiento.

La transformación del valioso Fuerte en un parque para distracción turística es totalmente ajeno a su entorno histórico y natural y cambiaría totalmente su fisonomía, al tiempo que no mejoraría la apreciación de las ruinas. La modernidad y artificialidad de lo que pretenden hacer desmejoría la apreciación de este importantísimo patrimonio histórico y hará perder su contexto arquitectónico, estético, naturalidad y autenticidad

Hará que se incremente el flujo de turistas al área y a Santa Catalina muy por encima de sus capacidades de carga, con consecuencias desastrosas. 

De allí la insistencia del Ministerio del Interior de hacer la consulta previa que la Alcaldía de Providencia le está negando a la comunidad local y procederá a contratar mediante un proceso simplificado permitido por las normas, antes de que comience la ley de garantías. Son $8241 millones (más la interventoría por $521) que se contrata sin el requisito legal de la consulta previa y sin escrutinio ciudadano o del Concejo Municipal.
¿Porqué afecta el patrimonio? 

El significado de Fort Warwick reside no sólo en su valor patrimonial étnico isleño y en su arquitectura militar, sino en su valor histórico por los diversos estratos y episodios históricos que esconde de las islas, el Caribe y el país.

De allí que la fuente de mayor inquietud entre los expertos en relación al proyecto es la evidente desproporción entre esos inmensos valores patrimoniales e históricos y la propuesta de intervención o conversión en un proyecto cultural mundano ‘confeccionado’ no por expertos sino por un abogado desconocedor de la historia local (quien ha tenido varios otros contratos con la Alcaldía para diferentes asesorías, incluido la elaboración del Esquema de Ordenamiento Territorial, EOT).

Se le pagó la extraordinariamente alta suma de 2600 millones de pesos para el estudio que propone algo totalmente desproporcionado e incoherente en relación al valor histórico y patrimonial del sitio y las necesidades locales, que en vez de rescatar el Fuerte lo destruirá y lo tapará con una estructura de plástico de 627 metros cuadrados.

Los espacios afirman y entrelazan identidades, pertenencias y arraigo étnico y Fort Warwick, nuestro patrimonio material más importante, lo confirma con el grupo étnico original de las islas. Ese nexo histórico y patrimonial y su valor histórico está siendo totalmente ignorado al no consultar a la comunidad y ceñirse a las normas de protección patrimoniales y étnicos.

Lo que se piensa hacer no es es una recuperación de una tradición patrimonial o cultural, sino la creación de un programa turístico-cultural alrededor de la figura de piratas para atraer y entretener turistas. 400 años de historia quedarían sumergidas y supeditadas a una programa trivial digno de Disneyland.

Toda esa historia, patrimonio y valoración de todo un pueblo quedará atropellado por un vulgar e insustancial proyecto que, a juzgar por el récord de mantenimiento del puente, estaría camino a convertirse en otro elefante blanco y un peligro para los visitantes por las estructuras que montarán encima y alrededor del actual hermoso y natural sitio.
Cambio de apariencia
El Fuerte sin duda necesita restauración y tiene permiso para ello de Patrimonio Nacional del Ministerio de Cultura para hacerlo bajo estrictos parámetros (por expertos y no por contratistas regulares de la Alcaldía) para asegurar sus estructuras, pero éstas están siendo ignorados con la propuesta de instalación de plataformas de acceso y de observación de plástico que cubrirían toda la superficie horizontal de los dos niveles.
Ello por ende cambiará la apariencia física de este Bien de Interés Cultural (BIC) de Colombia, uno de los tres que existen en todo el archipiélago. 
La Resolución 1219 de 2016 de Patrimonio Nacional, que supervisa los BIC del país, al autorizar a la Alcaldía restaurar el Fuerte deja claro que no se pretende reconstruir sino restaurar mediante acciones ‘tendientes a recuperar y adaptar el Fuerte o parte de este, con el fin de conservar y revelar sus valores estéticos, históricos y simbólicos. Se insiste ademas ‘en el respeto por su integridad y autenticidad’.

 

La resolución no habla de plataformas de plástico, lo cual supone un cambio substancial de tipo de intervención y de concepto de un bien patrimonial a un parque temático o de recreación.

El piso de madera plástica iría apoyado sobre estructuras metálicas en cajón que a su vez irían ancladas sobre estructuras de concreto fundidos en el terreno, lo cual alteraría la estructura original del aterrazamiento del Fuerte. Al tener que hacer esto sobre el Fuerte mismo se estaría afectando sus cimientos, estructura y apariencia.

El piso artificial dejaría sin cubrir solo dos áreas (donde está la estatua de la virgen y el sector del alojamiento de oficiales) lo cual escondería y alteraría las explanadas originales, algo que va en contravía del objetivo de puesta en escena de las ruinas. 

El piso de madera plástica es una propuesta muy moderna que permitiría mejorar el acceso y el recorrido en el Fort que presenta una topografía abrupta. Sin embargo, hará perder el contexto arquitectónico e histórico y la naturalidad y autenticidad del sitio. No recrea, por lo tanto, los valores estéticos y la historia del sitio como lo ordena la resolución de Patrimonio Nacional.

El proyecto de la Alcaldía claramente no encaja con los términos fijados por la Resolución como tampoco con los contenidos en la normatividad de protección patrimonial en relación a los criterios de apreciación de un BIC.

Impactos socio-culturales

Se ha caído el puente, no hay agua, el hospital está en crisis, pero se planea gastar 8700 millones adicionales a los 2600 millones ya idos en un proyecto no solo innecesario y de aporte dudoso al desarrollo local, sino que podría afectar el entorno ambiental y social. 

 

Es un proyecto 


No se cuenta con un análisis de impacto social, ambiental, patrimonial y de capacidad de carga, ni se ofrecen proyecciones convincentes y/o sostenibles de sus beneficios económicos ni de los costos hacia el futuro para su gestión y mantenimiento. Tampoco se considera que contribuirá a la recuperación de su tradición cultural o mejorará la condición socio-económica de los isleños.


El proyecto implicaría el desplazamiento, para instalar la caseta de cobro, un museo y cafetería, de miembros residentes de la comunidad étnica anglo y afrodescendiente asentada en la zona por más de 400 años, y donde reposan los restos de sus antepasados. Sus derechos son amparados por la sentencia T-1045A de 2010 de la Corte Constitucional que prohíbe categóricamente, como lo recuerda un funcionario de la ONU que ha mostrado interés en el tema, el desplazamiento forzoso. Hay rechazo de miembros de la comunidad a ceder sus tierras y casas.

Un museo sin Luís Aury

Oficialmente el Fuerte son unas ruinas a ser convertidas en un show para atraer turistas, con un museo adyacente. Pero es difícil imaginar qué pondrán allí porque la reliquia de mayor valor histórico que quedaba tras años de saqueo, la tumba del corsario francés Luís Aury, hace poco fue robada tras 15 días de actividades ilegales a plena luz del día que las autoridades locales ignoraron por completo, y hasta la fecha esas mismas autoridades que dicen querer rescatar el patrimonio con este proyecto, nada han hecho para recuperarla con sus valiosas espadas y demás objetos.

Lo anterior no inspira confianza que haya buen manejo del museo. Es difícil ver que esas mismas autoridades que poco se han interesado en recuperar las reliquias de Aury y tienen abandonados el museo histórico de Providencia que está en la antigua iglesia de madera en Free Town, vayan a manejar un museo del Fuerte.

La necesidad de la consulta previa

De no hacerlo se violarían derechos étnicos amparados por las normas. La representatividad y participación comunitaria en toda decision en relacion a Fort Warwick son necesarias por ley por la afectación a una comunidad étnica, un compromiso que aceptó la Alcaldía con la misma comunidad como condición para la restauración, señaladas por el mismo consultor que diseñó el proyecto: ‘los líderes, unífonos (sic) afirmaron estar de acuerdo con el proyecto de reconstrucción siempre y cuando se les consultara cada paso… los habitantes de Santa Catalina dejaron claridad sobre el hecho de que esperan que la intervención en el Fort no altere drásticamente el paisaje’.


La propuesta final ha sido presentada de manera general y no específica a la comunidad de Santa Catalina en dos reuniones en enero de este año, pero esto no llena la formalidad u obligación legal de la consulta previa, ni cumple con la promesa de involucrar a los locales en cada paso. 

Las islas tienen una normativa especial en relación a consultas con la comunidad étnica que debe ser respetada. La Corte Constitucional ha señalado, en relación al Spa y al teatro Midnight Dream, que la consulta previa es un derecho ‘fundamental e irrenunciable’ de la comunidad étnica de las islas y no debe ser selectiva o aplicada cuando conviene, ya que afectan sus vidas, sus sitios patrimoniales y su territorio étnico, en especial porque cambios e intromisión en su entorno como este proyecto pueden afectar su preservación, supervivencia o su espacio vital y su protección ambiental.

La comunidad de Santa Catalina y de todo el archipiélago, junto con su patrimonio tangible e intangible, son pues susceptibles de derechos constitucionales de protección por ser riqueza de la nación y por habitar en un territorio de carácter étnico declarado por la Corte Constitucional.

Además de dichas sentencias constitucionales, se ignoran tendencias recientes de revalorización y apropiación simbólica étnica del territorio de las islas que llaman a una consulta o por lo menos a un examen riguroso y consentimiento étnico del proyecto.

Pero por encima de todo ello, convertir un sitio con una historia de 400 años en un centro de atracción y ‘ponerla en escena’ como un ‘parque cultural’ es incompatible con su valor patrimonial e histórico y constituye una burla a derechos étnicos de un sitio considerado camposanto por cuanto muchos personajes históricos que han marcado la historia de las islas están allí enterrados, y de quiénes algunos miembros étnicos actuales descendemos.

Los otros aspectos del proyecto, como el sendero ecológico de allí a Morgan’s Head (que por cierto ya fue instalado por CORALINA) tal vez requieran ser llevadas a cabo o restaurados, pero el valor a invertir no parece justificar lo que se va a hacer y tampoco es adecuado cambiar el entorno natural por plataformas de plástico. 

————————————

La importancia histórica de Fort Warwick 

La importancia histórica, patrimonial, cultural e identitaria de este fuerte inglés del siglo 17 (nunca fue española) es inmensa. 

El nombre es en honor a uno de los impulsores de la colonización británica de Providencia de 1629 a 1641, una empresa puritana que sentó las bases de la colonización británica de Centroamérica, permitiendo que las islas jugaran un papel muy importante en las luchas coloniales imperiales en el Caribe. 

Al ponerlo en la lista BIC de protección patrimonial de Colombia, se resaltó que Fort Warwick es la única estructura de fortificación española en el archipiélago y ‘su valor histórico y testimonial se asocian a las continuas luchas del imperio español (y del británico) por el dominio de las rutas de comercio en el Caribe’. Dicho argumento es incorrecto por cuanto el Fuerte nunca fue español sino inglés o controlado por piratas, y demuestra el desconocimiento oficial nacional de la rica historia de las islas.

Se le llamó Fuerte de la Libertad en reconocimiento al importantísimo rol jugado, junto con todo el archipiélago, en la campaña libertadora respaldando a Bolívar. En ella se izó por primera vez la bandera de Colombia en 1822, cuando entraron las islas a formar parte del país.

Autor: Harold Bush

PhD History of International Relations, London School of Economics

Deja un comentario